jueves, 27 de septiembre de 2012

Flora y Fauna



En los múltiples ámbitos climáticos, la vegetación varia notablemente y se observan asociaciones que van desde las sabanas xerófilas hasta la selva pluvial. A este panorama general, que corresponde a las variaciones ya observadas desde algunos parajes semidesérticos de la Costa hasta el ambiente ecuatorial húmedo del Oriente, se deben añadir los contrastes derivados de las diversas alturas del terreno, sobre todo en la Sierra, hasta llegar a los "pajonales" de los páramos y a la ausencia de vegetación en las cimas.
En el sector septentrional de la Costa -Esmeraldas y el norte de Manabí- las copiosas lluvias favorecen el desarrollo de frondosas selvas tropicales, dentro de las cuales se aprecian árboles de maderas finas, árboles de caucho, ceibos (lana vegetal), tagua (marfil vegetal), banano, fibras como las de abacá y toquilla, utilizada esta última para elaborar sombreros que reciben buena acogida en los mercados exteriores. Las planicies de la cuenca del Guayas son aún más fértiles por estar expuestas a inundaciones y se explotan para pastos, que sostienen una apreciable riqueza ganadera, y para cultivos de arroz -elemento básico de la alimentación-, de algodón, cacao, banano, etc. Avanzando en dirección meridional y también hacia la península de Santa Elena, la escasez de las lluvias es causa de que sobre los relieves más acentuados sólo se aprecien bosques de hoja caduca, entre los cuales hay sabanas de yerbas durísimas. Sin embargo, el riego artificial y el uso de otros medios, ha tornado factible que en la provincia de El Oro, con la que se cierra por el sur la Costa, surjan enormes plantaciones de banano, fruta que en su mayor parte se destina a la exportación.
Los bosques cubren los flancos de la cordillera, hasta los 2.000 m de altitud aproximadamente. Después se encuentran los niveles que corresponden a las "hoyas" interiores templadas, que se muestran aptas para la subsistencia de ganado productor de leche y para cultivo de maíz, algunos frutales, trigo, patata, sí bien toda la región acusa los graves estragos de la erosión. Más arriba se llega a los páramos cubiertos de yerbas y matorrales, a los que luego sustituyen los "pajonales", gramíneas conocidas localmente bajo el nombre de "paja" , que ofrecen alimento para el ganado.
Si bien el manto de vegetación dentro del Oriente no es del todo uniforme, debido a la existencia de algunos parajes secos y de terrenos inundados junto al curso de. los ríos, donde pueden encontrarse zonas pantanosas y ricas asociaciones de plantas higrófilas, la mayor parte del sector es una selva pluvial de feraz vegetación, rica en especies (más de 3.000), con árboles gigantescos y de variada utilidad: medicinales, industriales, de goma, resinosos, de maderas preciosas para la ebanistería, etc.
A las diversas condiciones del ambiente corresponde también una fauna multiforme, cuyas especies varían desde la Costa hasta el Oriente. Menos ampliamente representada en las zonas andinas, donde desde hace siglos se domesticó a la llama y se la utilizó como animal de tiro, la fauna es más rica en la selva, lo que vale decir en las tierras bajas de la Costa y en la jungla perteneciente a la cuenca amazónica. En tales parajes, junto a los reptiles y a los saurios, los caimanes dominan las zonas pantanosas, mientras que por los ríos pululan peces, a menudo de notables proporciones, como el paiche que alcanza 1,5 m de longitud y cuya carne es muy sabrosa, y la lamoroa serpentiforme, común en casi todos los cursos de agua.
Son numerosas las variedades de aras multicolores y de papagayos, mientras que la fauna carnívora está representada por pumas y gatos monteses. En la Costa se encuentra una fauna de tipo ecuatorial, comparable, aunque menos rica, a la amazónica, incluyendo el jaguar o tigre americano, los perezosos o "pericos ligeros", osos hormigueros, guacamayos, loros, tucanes, gallinetas, piqueros, golondrinas de mar, lagartos, serpientes venenosas, ganado cebú, etc.

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